lunes, 26 de septiembre de 2016

EL PIANISTA: Sobrecogedora belleza


                                             Título: "EL PIANISTA"
                                             Drama. Nazismo.
                                             Año: 2002
                                             Duración: 148´
                                             Director: Roman Polanski
                                             Intérpretes principales: Adrien Brody
                                                                                   Maureen Lipman
                                                                                   Ed Stoppard
                                                                                   Emilia Fox
                                             B.S.O.: Wojciech Kilar


   Reconozco, no sin rubor, que no había visto esta maravilla hasta hace bien poco. Quizás por el escepticismo que me transmiten las interpretaciones de ciertos actores. Y este era el caso de Adrien Brody. Pero no podía permitirme quedar sin ver una de las mejores obras  (si no la mejor) del maestro Polanski. Y tras verla me saco el sombrero ante ambos. Cada uno de los 148 minutos de la historia merecen la pena y tienen sentido.  

   Destaco por encima de todo la primera parte del filme, magistralmente documentada y exquisitamente rodada. Se nota la mano de Polanski, desmarcándose sobremanera de la marca Hollywood y mostrando con completa objetividad el horror vivido por su pueblo durante el holocausto nazi.

    
   La historia se centra en la figura de Wladyslaw Szpilman (Adrien Brody), un brillante pianista polaco que vive con su familia en el ghetto judío de Varsovia. A pesar de ser una celebridad en su país, él y su familia no se libran de las infaustas consecuencias de la ocupación nazi, cuando en 1939 estalla la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, gracias a la ayuda de un matrimonio amigo logra evitar la deportación, facilitándole varios escondites donde deberá permanecer recluido sin dar muestras de la más mínima existencia.

   Sin embargo el peligro siempre está acechando. Las tropas alemanas ganan presencia cada vez más en las calles, sobre todo a partir de las pequeñas pero más frecuentes sublevaciones que el cada vez más mermado pueblo judío realiza. Son los últimos coletazos de una sociedad que agoniza, tratando de sobrevivir a un final que ya estaba escrito. Esa lucha por una esperanza invisible la encarna a la perfección el pianista Wladek Spilzman, excepcionalmente interpretado por Adrien Brody, ganador ese año (2002) del Oscar al mejor actor principal, en el que competía contra excelsos actores como Daniel Day-Lewis o Jack Nicholson, por la preciada estatuilla.

   Resulta sublime la evolución del personaje a medida que avanza el largometraje. La serenidad que transmite cuando la tragedia implosiona, la esperanza a la que se aferra cuando todo está perdido. Refleja las ganas de vivir de un pueblo, el judío, marcado para siempre por una parte de la historia que nunca debió acontecer.

   
 Esta magistral obra tuvo un merecido reconocimiento a nivel internacional, recibiendo numerosas y prestigiosas distinciones. No obstante ganó 3 de los 7 Oscar a los que aspiraba: los de mejor director (Roman Polanski), mejor actor (Adrien Brody) y guión adaptado (Ronald Harwood). Aunque para mí le faltó el de mejor película (que ese año fue para "Chicago" -increíble pero cierto-) para haber conseguido, de esta forma, el póker soñado.

   De igual forma recibió la Palma de Oro del Festival de Cannes, además de 2 premios Bafta (mejor película y director) y 7 premios Cesar (incluyendo mejor película, actor y director).

   Polanski con esta película ganó el Oscar a mejor director, además del Globo de oro y el Goya a la mejor película europea del año. Creador de reconocidos filmes como "La semilla del diablo" (1968), "Chinatown" (1974), "La novena puerta" (1999) u "Oliver Twist" (2005), entre muchas otras, con "El pianista" logró (a mi juicio) su obra más redonda. Una película directa, propia del cine del viejo continente, más realista y con menos pliegues que la propia "Lista de Schindler" de Spielberg (ya de por sí cruda), sin los edulcorantes típicos de Hollywood. Una historia desgarradora, necesaria, que te congela la sangre y te llega al alma.


   Destacar igualmente la impresionante fotografía de esta película, a cargo de Pawel Edelman, que consiguió recrear a la perfección el dramatismo de aquél infausto recuerdo. Excelente ambientación de la Segunda Guerra Mundial a través del sufrimiento del pueblo judío.

    La escena de Spilzman tocando el piano para el General alemán (fugaz pero correctamente interpretado por Thomas Kretschmann) es una de las que más destacaría dentro del cine de la primera década del siglo XXI. Personalmente dejó una muesca en mi corazón.

   Y no quisiera concluir esta reseña sin destacar la música de esta bella película, que corrió a cargo del compositor polaco Wojciech Kilar. La elección de los temas de Chopin es sencillamente exquisita (mi amigo Arabel estará de acuerdo conmigo). El tema principal de la B.S.O. es el Nocturno en Do sostenido menor del maestro de Varsovia.

   Una de las mejores frases de este filme tiene lugar cuando el protagonista logra salir de la parte más conflictiva del ghetto nazi, cuando el hombre que le brinda escondite le pregunta: "Se sentirá más seguro a este lado del muro, ¿no?" A lo que Wladek Spilzman contesta "Sí… pero todavía no se con seguridad en qué lado del muro estoy". Esta frase explica, ciertamente, muchas cosas. Me lleva a rescatar de mi memoria una de las mejores frases del gran Mahatma Gandhi: "No hay caminos para la paz. La paz es el camino".





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